¿Dónde se pueden aplicar los contratos electrónicos?
Los contratos electrónicos, impensables antes de las innovaciones tecnológicas y su consecuente transformación digital, son acuerdos establecidos a través de herramientas electrónicas, que los firmantes se comprometen a cumplir. Sus características básicas no difieren de las de un contrato tradicional. Por ejemplo, ambas modalidades implican la firma de un convenio de compra o venta de un producto, bien, o servicio, y si no están viciadas por ninguna irregularidad, tienen la misma validez legal.
En Latinoamérica, salvo las excepciones estipuladas por ciertas leyes, todas las legislaciones permiten que las partes de un contrato, elijan el modo de celebrarlo: oralmente, o por escrito en papel, o en medios electrónicos. Para más precisiones sobre los aspectos legales, judiciales y procesales, entre otros temas referidos a la contratación electrónica, es recomendable leer el libro de los Doctores Gastón E. Bielli y Carlos J. Ordóñez, titulado Contratos electrónicos. Teoría general y cuestiones procesales.
Contratos electrónicos: útiles para todo tipo de acuerdo
Al tratarse de una forma de contratación sumamente práctica y versátil, ya que puede (como lo garantiza Contractia), elaborarse e intercambiarse con gran agilidad, y permite firmar y cerrar negocios de manera rápida, y a su vez, guardar y almacenar la documentación con total seguridad, los contratos electrónicos suelen utilizarse en diversos ámbitos y para convenios de toda índole. Por ejemplo: en las relaciones laborales. Para pactar servicios o productos en el ámbito mercantil, donde una de las partes es el consumidor final. En los contratos directos, 100% digitales, o en los indirectos, que exigen que alguna instancia del proceso se ejecute presencialmente. En los contratos llamados puros, donde el consentimiento se da únicamente de manera electrónica, o en los mixtos, los cuales se suscriben tanto física como digitalmente.
Hoy por hoy, las plataformas digitales simplifican los contratos electrónicos para adquirir productos y servicios. Así, cada día son más las aplicaciones adoptadas desde la nube, lo cual modificó radicalmente la comercialización de la tecnología. Un caso típico del uso de la contratación electrónica es el SaaS (Software como Servicio), donde las empresas invierten en suscripciones de software con pagos recurrentes, en lugar de adquirir la licencia. Es que la propiedad del software ya no existe más. Dos ejemplos muy comunes son los servicios de Netflix y Spotify. Cabe destacar que el modelo de negocio que ofrece Contractia, no requiere de una gran inversión, porque permite contratarse cómo servicio y utilizarlo según las necesidades de cada empresa.
Ventajas de la firma electrónica
La firma electrónica es una herramienta clave de los contratos electrónicos, debido a que reemplaza a la firma manuscrita y tiene la misma validez legal. Además, facilita la gestión de los mismos, al menos así lo asegura Contractia, que les brinda a las personas, la posibilidad de firmar a distancia y desde cualquier dispositivo electrónico.
A su vez, se trata de un procedimiento que se hace efectivo en tiempo real, y reduce costos al evitarse el uso del papel. También, al agilizar los flujos de trabajo, aumenta la productividad de las empresas y optimiza la experiencia de clientes y de usuarios. Y para más beneficios, cuando se aplican los sellos criptográficos, como lo hace Contractia, la firma electrónica se vuelve totalmente segura, porque de esa forma los documentos no pueden ser alterados ni editados.